La mañana del viernes 11 de marzo será recordada por mucha gente y de muchas formas diferentes a partir de ahora. Para los japoneses ese amanecer será de los peores de su historia después de que un terremoto primero (de escala 8,8) y un tsunami después arrasaran gran parte del país. Para nuestras familias fue el comienzo de una preocupación que duraría horas, y para nosotros… bueno, fue un día bastante normal y tranquilo.
Empecemos diciendo que nos encontramos en Nusa Lembongan, una de las islas más aisladas, a 15 kilómetros al sur de Bali. Hasta la comida tiene que hacer un largo recorrido para llegar aquí, y las noticias llevan un camino parecido. El lugar donde estamos, Jungutbatu, es un bonito pueblo con unos cuantos hoteles y ‘guest houses’ donde la mayoría de la población vive tranquilamente alejada del mundo y centrada en sus tareas diarias, especialmente en recoger y secar algas.
Nos despertamos esa mañana con el ruido de las olas del mar y el sonido de los gallos. Lo primero fue como siempre calentar el agua para prepararnos el indispensable primer café del día. Mientras desayunábamos en la terraza del hotel hablamos con un agradable lugareño de la familia que lleva el hostal y que nos preguntó si habíamos sentido el temblor de esa noche (sobre la 1 de la madrugada).
-Ha habido un terremoto en Japón, ¿no lo habéis notado?
-¿Un terremoto? No, no nos hemos enterado.
-Sí, aquí se ha notado un poco, yo he notado cómo temblaban las puertas.
-Estabamos durmiendo y no hemos sentido nada.
En ese momento nos hacia gracia nuestra capacidad de poder dormir tan profundamente y no habernos dado cuenta de nada. Vivíamos ajenos a la desgracia que asolaba Japón y al nerviosismo que empezaban a vivir muestras familias. Pasamos el resto del día leyendo y dando un pequeño paseo por el pueblo sin más sobresaltos.
Fue a partir de esa misma noche, al encender el teléfono, cuando empezamos a tener noticia de lo ocurrido. Sendos mensajes de nuestras familias y alguna llamada perdida nos informaban por primera vez de lo ocurrido: «Stais bien?ha habido algun problema o aviso d evacuacion dnd stais?un beso» «Estais bien? Sunami? Poneos a salvo. Yo muy asustada. Besos». En ese mismo instante pegamos nuestras caras al pequeño televisor de la tienda, donde estábamos comprando algo de comida, intentando hacernos una idea de lo sucedido a través del noticiero local. Ahí ya vimos las primeras imágenes de cómo había quedado la costa de Japón y nos fuimos rápidamente a llamar a nuestras familias para explicarles que aquí no había pasado nada y la gente seguía haciendo la misma vida, a pesar del desastre que había ocurrido en otra parte del Pacífico.
La siguiente noche ya la pasamos un poco más inquietos debido a la tormenta, el viento y el ruido del mar que castigaba con dureza el paseo marítimo, a tres metros de nuestro hotel.
El día 12 amaneció con el cielo gris y algo de lluvia, mientras nosotros volvíamos a nuestras tareas mañaneras nos preguntábamos algo preocupados qué será lo que nos encontremos a partir de ahora en nuestro viaje. Nuestros siguientes destinos (Australia, Nueva Zelanda y Japón) han sido asolados por diferentes desastres naturales en lo que va de año. Esperemos que este loco mundo se tranquilice un poco y sus sufridos habitantes no vivan más amaneceres desagradables.
Me alegro de que estéis bien… Ya contaréis como os vais organizando… Besos a los dos
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Elsi, hola!!!! 🙂 Estamos estupendos. Lo de Japon nos da mucha rabia, esperaremos todo lo que podamos para decidir si vamos o no… 😦
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Susto, susto…pero ya veo que ha sido menos de lo que pensaba por donde estais .y que todo bien. Me alegro. Muchos besos!
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Ay, si, era mas por la tele que en la realidad 🙂 Gracias por la preocupacion, Martilla 🙂
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Nos alegramos muchííísimo de que esteis bien!! ahora a ver si las aguas siguen tranquilitas y os dejan disfrutar del viaje con total normalidad. Muchos besitos
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Gracias primillos 🙂
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Eyyyy
Menos mal todo va bien, que me preocupé por vosotros!!!
Vais a vivir un momento histórico, la verdad. Documentadlo bien, que va a haber material para muchas historias…
Mil besos!
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Ay, Anita, estamos viviendo tantas cosas!! A ver si te mando un mail laaaaaaaaaargo. Mil besos, mi hadita 🙂
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Menos mal que estáis bien! queremos que volváis enteritos y sin algas en la cabeza! ^_^
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