19-23 junio
Tras lo sucedido en Pátzcuaro, íbamos a la inmensa y casi monstruosa ciudad de México con cierto reparo. Pero, aunque uno de los últimos días nos robaron el móvil en el metro (algo que pasa también en España), de nuevo la realidad desenmascaró a la mala fama y nos sorprendió con una metrópoli tranquila y segura. Llegamos al D.F. el día 19 de junio con un par de deberes pendientes: conseguir el visado a Cuba y dejar a buen recaudo una de nuestras mochilas. Lo primero lo solucionamos con una visita al día siguiente a la embajada, donde tuvimos el primer encuentro con la parsimonia isleña y de paso recorrimos el barrio de Polanco, el larguísimo y moderno Paseo de la Reforma y la Zona Rosa, barrio gay de ambiente europeo lleno de jardincitos y casas bajas. De lo segundo se encargó la encantadora Chio, que además nos enseñó el Monumento a la Revolución y nos invitó a tomar unas chelas con chalupas. Los días en la ciudad pasaban rápido, entre recorrer el centro repleto de edificios históricos (¡casi todos torcidos por lo cenagoso que es el suelo en la zona!), el famosísimo Zócalo y la catedral con su peculiar Cristo del Veneno, el Templo Mayor de la antigua Tenochtitlán, el gigantesco Palacio Nacional (aprendimos un montón con la expo histórica sobre los 200 años de independencia mexicana), o las decenas de murales de Diego Rivera que adornan la Secretaría de Educación Pública.
De los barrios periféricos sólo pudimos ver el artístico Coyoacán, en cuyas calles arboladas se esconden centros culturales, talleres, plazoletas, el precioso Museo de la Acuarela y la Casa Museo de Frida Kahlo, ese refugio de piedra volcánica y paredes azul cobalto que compartía a ratos con el peculiar muralista. Además, los fresquitos Viveros de Coyoacán, donde se crían los árboles de toda la ciudad, son un sitio maravilloso para desconectar, siempre que se esté dispuesto a enfrentarse a las descaradas ardillas que invaden toda la zona.
También nos dio tiempo a hacer una escapada a las impresionantes ruinas de Teotihuacán, en un valle a 45 km de la capital. La planicie, surcada por la Calzada de los Muertos, está salpicada de ruinas, restos de la que fue una de las ciudades prehispánicas más importantes de México. Sobre los restos de casas, templos y mercados, destacan tres pirámides: la de la Ciudadela, con su templo a Quetzacoatl, la enorme pirámide del Sol y la de la Luna, que cierra la calzada y ofrece unas vistas perfectas de la zona. Subimos y bajamos cientos de escalones, recargamos energías en lo más alto, donde dicen que se unen fuerzas universales, y descubrimos la forma de vivir (y morir) de una civilización tan antigua y tan avanzada al mismo tiempo.
Por fin, el 23 de junio nos íbamos al aeropuerto a maldormir en el suelo pero más contentos que unas castañuelas porque a primera hora de la mañana un avión nos llevaría al Caribe, a la legendaria y socialista Cuba. Allí íbamos a encontrarnos con una «revolución» muy especial, una que llegaba directamente del otro lado del Atlántico.
Más fotos de México en nuestra galería de Flickr, aquí
Qué tal sigue todo? ¿Cómo se portan los «visitantes»? Hasta ahora habréis andado mucho y rápido, pero como la jefa haya llevado las botas de siete leguas lo teneis claro. Hemos visto algo de Honduras en internet y parece un sitio majísimo. Este viaje a vosotros os va a servir para conocer el mundo y a los demás para recordar la geografía (o aprenderla) porque te das cuenta lo olvidada que estaba. Bueno viajeros cangrejeros (el viernes por cierto me toca pesca), que sigais así de bien y a corretear….
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Hola!!
Lo estamos pasando fenomenal 🙂 Hemos visto cataratas, selvas con sus bichos varios, ruinas mayas con guacamayos, ciudades curiosísimas con puestos callejeros y gentes amables, hemos viajado en autobuses destartalados y rebotones con otros cienes de personas (y alguna gallina) que ni cabíamos… En ellos se comía, se vendía, se compraba, se gritaba… Y nadie se enfadaba. Toda una experiencia 🙂 A ver si hoy colgamos fotos para que las veáis en el Flickr.
Ahora estamos en el paraíso, en una isla del Caribe que se llama Roatán, dormimos a dos pasos de la playita. No sé si volveremos. 😛
Besos de los cuatro!!!
PD: Os mandamos un mail con una fotito al correo del tío José. Llegó?
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Ahora en serio: Ya ha empezado el baile, han llegado a Honduras la Chely y el pequeño «fraile».
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esto es una prueba, pero seguro que hay algunos «fristros» más por honduras (algún fraile y ningún cura).
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Bieeeen!!!! Por fin otro post!!! Os echabamos de menos!!!!
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